Recuerdos de Arica Vals Nicanor Casas
Triste recuerdo de Arica yo les voy a mencionar, de esa tierra que hoy cautiva no podemos rescatar.
El día siete de junio de un año tan desdichado, un parlamento confiado fue a intimar su rendición.
"Tengo deberes sagrados -repuso el gobernador- que cumpliré con ardor como un deber de soldados".
Mírenle, mírenle ese genio y valor, imitad, queridos soldados, con fuerza de amor.
Todos salen al combate como leones sedientos, a defender a su patria con regocijo y contentos.
Bolognesi y Ugarte, Moore, Sáenz e Inclán, Arias y más patriotas que van a todos se les oye su voz y con bizarro poder: "¡soldados no hay que temer!"
Ya suenan los clarines, la corneta y el tambor, yo defiendo mi bandera con gusto en el campo de honor.
Llora, triste corazón, llora por esos seres queridos, que entre nubes de gloria han subido, a la eterna y gloriosa mansión.
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