EL HUERTO DE MI AMADA

 Felipe Pingo Alva

Si pasas por la vera del huerto de mi amada
al expandir tu vista hacia el fondo veras
un forestal que pone tonos primaverales
en la quietud amable que los arbustos dan.

Allá es donde he dejado lo mejor de mi vida
ahí mis juramentos vagando han de flotar

 por que ese ha sido el nido de amargos
sufrimientos y allí la infame supo de mi amor renegar.


Quien quiera con el alma el corazón no mande
quien busque amores buenos que deje de sonar,
el corazón y el alma son dos fuerzas humanas
que emprenden una senda para no regresar.

Sus afectos son leyes que gobiernan y mandan
labrando así la dicha como también el mal
 y reciben y cumplen las voces del destino
que tan pronto nos ríe o nos hace llorar.