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Biografía

 Felipe Pinglo Alva nació  en la calle de El Prado, en los Barrios Altos de Lima el 18 de julio de 1899  hijo de Felipe Pinglo Meneses, un modesto normalista, y de  María Florinda Alva quien lo alumbra, para morir días después, quedando huérfano de madre.  La pobreza en la que vivió y las enseñanzas de su padre y sus tías, fueron formándolo como niño instruido pero con sentimiento social. Con sus propinas adquirió más tarde un rondín e intuitivamente aprendió a repetir en el instrumento musical las interpretaciones de las bandas militares ofrecidas en las retretas, en las plazas públicas de su tradicional barrio. Estudió en la escuela fiscal de los Naranjos y en la de Sancho Dávila, del Carmen Bajo, para seguir luego la instrucción secundaria en el colegio Guadalupe. Palomilla en la pampa de Barbones, futbolista del club Alfonso Ugarte de los Barrios Altos o del Deportivo Naranjos, crítico de este deporte en varias revistas, empleado en la compañía de Gas y en la Dirección General de Tiro, demostró desde muy joven una natural afición a la música, al interpretar los «one steps», los «fox trots» y los «black botton», los tangos y otros ritmos que estaban de moda para luego, delgado y melancólico, con su cara larga y angustiada, sosteniendo su guitarra con la mano izquierda, (fue zurdo guitarrista), componer infatigablemente la letra y la música de sus propios valses. En 1917, ganado por la música criolla, comenzó su producción con el vals "Amelia". En ellos suele haber un romanticismo sencillo y hállase también la crónica sentimental de los barrios del suburbio capitalino, el deslumbrante bullicio de las jaranas que se armaban a punto de voz y pecho, las tristezas y las alegrías del alma mestiza que buscaba su propia expresión sin dejarse seducir por los ritmos ajenos o importados. Entre sus producciones más afamadas estuvieron, entre muchas otras,  "El Huerto de mi Amada", "Mendicidad", "La Oración del Labriego", "Sueños de Opio", "El Canillita", "Pobre Obrerita", "Pasión y Odio", "Rosa Luz", "El Espejo de mi Vida",  "Bouquet", "Hermelinda", "Evangelina", "Amelia", "El Tísico"; "Bouquet", "Amor Traidor", "Melodías del Corazón", "Celos", etc. También se recuerda "De Vuelta al Barrio". este vals es un canto de amor entrañable a los Barrios Altos y una expresión de nostalgia del pasado. y "El Plebeyo" donde se esboza un problema social, pues el plebeyo Luis Enrique ama a una aristócrata. «Señor, por qué los seres no son de igual valor», pregunta el artista. además de  otras composiciones que marcaron toda una época de esplendor.
Felipe Pinglo no sólo abrió una nueva etapa de la canción criolla sino además, dejó una leyenda,
en el transcurso de diecinueve años hasta 1936 en que tempranamente falleció, llegó aproximadamente  300 canciones; muchas de ellas perdidas o conocidas solamente en forma fragmentada. Pinglo le cantaba al amor y a la vida como para auyentar a su dolor perenne, hermanado a la guitarra que endulzaba su amargura. Por eso le cantába a las Venus criollas de ojos que eran de cielo y de miel sus sonrisas, ocultando tras de ellas la escapatoria de sus sollozos. Aquel hombre enfermizo y pálido que rengueaba, se destruyó en cuerpo y alma. Y el bordón de su guitarra gimió después de una vida corta, falleció en una casa de la calle de la Penitencia, el 13 de mayo de 1936.
 

   
 

 

Contribución lista Criollos peruanos