JUAN MOSTO DOMECQ, nacido en Chorrillos - Lima hace 70 años, compositor e intérprete del criollismo de singular estilo romántico y melancólico. A los 16 años de edad debuta con el poema “Cabecita blanca” dedicado a su madre doña Rebeca. Ostenta primeros lugares en diversos festivales que detallamos. En 1969 gana dos premios en Trujillo y Ancón con los valses Siempre te ayudaré y Dos Caminos. Al año siguiente obtiene tres galardones en Ancón, Trujillo y Arequipa a través de Que importa, No me quieres ver y Parece un sueño, de Félix Pasache; entre muchos otros. Un cúmulo de experiencias, récord de vivencias y satisfacciones de Mosto a quien le han grabado sus canciones caracterizados artistas que solventan con su expresión la poesía musicalizada del “Poeta de la Canción” al que Jorge “Cumpa” Donayre Belaunde lo tipifica como: “compositor lleno de amor y esperanza por lo suyo, que es también lo nuestro: la patria, la libertad, el amor, el barrio. En cuanto Juan canta a la vida, es un poeta. Un sincero poeta”. Por su parte, Mejía Baca dice: “Es un artista que canta ausencias, amores, letanías, sueños, cabezas blancas, rostros infantiles; en fin, todo lo que es digno de ser amado y soñado, todo lo que es noble asidero para que la alegría no escape y la fe en la vida se afirme”. Todavía recordamos como él en su calidad de intérprete triunfaba en el Festival Internacional de la Canción de Arequipa - 1970 - con el vals de Pasache “Parece un Sueño”. Hoy en un lugar de la capital alejado del ambiente artístico se consagra como hermano carismático y conversa pausadamente: “El alcohol sólo conseguía dañar mi cuerpo y enfermar mi alma, recuperé la fe en la vida, llegué a tener la paz espiritual que no había conocido años. Jesucristo cambió mi vida”.
Alejado de las actividades artísticas y gremiales, por voluntad ajena, el compositor Juan Mosto Domecq (66) no se deja abatir por los problemas. Acaba de superar una profunda depresión y hoy elabora proyectos que esperan el apoyo de todos. Aquí, un reencuentro con el poeta olvidado que pide contar su verdad
El compositor en su soledad
Su mirada lo dice todo. Se nubla cuando recuerda los días de depresión vividos en absoluta soledad. Y se ilumina cuando piensa en la esperanza que su última hija, Guadalupe María, le ha devuelto al nacer. Juan Mosto Domecq reconoce emocionado que ella es su mejor canción y su razón de vivir. Pero su mirada, que antaño cosechó días felices, aún no encuentra los sueños extraviados.
En su modesta casa de La Victoria, el “Poeta de la Canción” reflexiona sobre los momentos penosos que está viviendo con su nueva familia. Confiesa que desde que lo obligaron a renunciar a la presidencia de la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC), hace más de dos años, pocos tocan la puerta de su amistad. Y nadie quiere escucharlo. Ahora el creador camina solo, fortalecido por la inquebrantable dignidad que cultivó desde su niñez.
“Mis días transcurren muy tranquilos. A las 8 de la noche ya estoy durmiendo y los fines de semana no tengo trabajo. Y a veces algunos amigos vienen a saludarme. Pero mi vida ha cambiado mucho. Los maltratos recibidos me han enseñado a valorar más a la familia y ver el mundo con otros ojos”, me cuenta fatigado, con voz que llena el vacío de su hogar.
Allí los recuerdos son los mejores huéspedes. En una de las paredes del amplio ambiente (que es su sala, comedor y dormitorio) ha improvisado una galería de fotografías y reconocimientos que el tiempo no ha podido borrar. Allí están sus fotos junto a artistas famosos como Juan Gabriel y Raphael. También conserva los testimonios de gratitud y los reconocimientos por su infatigable aporte a la cultura peruana.
Verdades que duelen
Según el compositor criollo, la oposición de los dirigentes de la APDAYC a la anterior dictadura fue causante de sus males. “Después de que Augusto Polo Campos protestara en la puerta de Canal 2 para que éste no sea arrebatado de su propietario, comenzó la guerra contra los compositores decentes”.
Juan Mosto sostiene que éste fue el principal motivo para que Indecopi estableciera que los gastos de la APDAYC no deben superar el 30% de lo recaudado. Obviamente la disposición no se pudo cumplir e inclusive la actual directiva empieza a tener dificultades. “Por eso le pedimos una prórroga de cinco años, pero las autoridades de entonces, Rubén Ugarteche y Luis Martínez, no la aprobaron”, agrega.
Después surgieron las amenazas a la directiva por teléfono, los insultos en los lugares públicos y el desprestigio en diversos medios de comunicación. El propósito era, según Mosto Domecq, su renuncia a la presidencia de APDAYC. “Después de tanto asedio redacté mi carta de renuncia por enfermedad, lo cual no era cierto”.
Así, aparentemente la tranquilidad lo acompañaría en su hogar. Pero ello no ocurrió. Su programa Así canta el Perú, que conducía en Radio Nacional, fue cancelado y luego fue marginado de los programas de música peruana que difundía Canal 7.
En la actualidad su relación con la APDAYC es saludable. “A pesar de todo, a veces me visitan sus dirigentes y hay un trato cordial con ellos. Yo no le tengo cólera ni resentimiento a nadie. Tampoco estoy en contra de los compositores ni de mi sociedad, por la cual he trabajado mucho. Son las autoridades las que nos dividen”, afirma.
Añade que recientemente ha recibido la propuesta de volver a trabajar en la asociación, pero le han sugerido que no participe activamente en las asambleas. “Quieren comprar mi silencio a cambio de un trabajo que lo necesito para sostener a mi familia. Además, saben que sí volvería gustoso a trabajar. Pero también deseo que conozcan mi verdad, porque se han dicho muchas mentiras sobre mí”, comenta dolido.
El creador de siempre
Felizmente el creador de estilo romántico y melancólico no ha perdido la comunicación con la música que convive con el alma popular. Recordemos que Juan Mosto Domecq es el padre de temas inolvidables como ¡Qué importa!, con el que obtuvo el primer puesto en el Festival de Ancón de 1970; Quiero que estés conmigo, ganador del Festival de Trujillo de 1974, y Vamos a hacer el amor con amor, triunfador del Festival de Barranco de 1985.
“Los compositores vemos lo que la mayoría de las personas no advierten. Por eso, cuando uno escucha una canción, parece que ésta fuera parte de su vida”, comenta a propósito de sus trabajos musicales. Agrega que estos días escribe un libro antológico donde recoge sus canciones antiguas y las nuevas obras. “Ahora puedo crear más porque estoy con la mente más despejada y tranquila”, dice.
El “Poeta de la Canción” elabora proyectos, para los cuales pide apoyo. “Siempre he pensado en una casa de reposo para los artistas peruanos, y estoy seguro de que se puede concretar. También deseo impulsar talleres musicales para que los niños de los pueblos jóvenes puedan cantar y tocar instrumentos”.
Aunque los problemas todavía no lo abandonan, confía en que Dios y el tiempo les darán la razón y le devolverán lo que perdió. Juan Mosto Domecq dice vivir lleno de amor y cariño de su familia y que no deja de reflexionar sobre la vida. Y mientras espera cumplir su sueño de ver a los artistas unidos, cada día reafirma sus convicciones.
Algunos de sus temas, todos Valses
01 No sé
02 Ajena
03 Te acordarás de mí
04 Mi mundo
05 Qué importa
06 Me quedo contigo
07 Viejo amor
08 Me parece verte Mosto,
09 No me quieres ver
10 Llámame
11 Dos caminos
12 Carta a mi hijo
13 Dolor de ausencia
14 Quiero que estés conmigo
15 Sin fe
16 Siempre te ayudaré
17 Otra vez corazón
18 Pintor de poemas
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